El mercado de comunicaciones satelitales en Argentina se encuentra en estado de ebullición. Es que a pesar de las regulaciones que exceptúan a la provisión de facilidades satelitales de esquemas de libre competencia, el gobierno nacional está decidido a avanzar en una política de apertura de cielos. Para ello, utiliza la excepción a esta restricción que es por la vía de acuerdos de reciprocidad con los países a los que pertenecen los satélites. Actualmente estos acuerdos son con seis países: Brasil, Canadá, EE.UU., España, México y Países Bajos. Esta estrategia le permitió aprobar once satélites que durante esta gestión pasaron a operar en el cielo argentino, compitiendo con Arsat.
En este marco, el anuncio de la autorización de operación del Amazonas 3 esta semana es relevante para el devenir del acceso a Internet por satélite, en áreas de nula o mala cobertura de las redes terrestres tradicionales (sean cableadas o inalámbricas). Se trata de un satélite lanzado en 2013 que opera las bandas C, Ku y, la nueva niña bonita, la Ka. Esta última, combinada con las tecnologías satelitales más recientes (que logran una mejora en la capacidad y costo del servicio equivalente a lo que significó el paso de 2G a 4G o del cobre a la fibra) hace que se aumente la oferta de conectividad a Internet con productos de características similares (aunque no iguales) a la banda ancha fija terrestre. Así, habrá ahora dos satélites ofreciendo este tipo de servicio. El mencionado Amazonas 3 y el Spaceway 2, que a modo piloto utiliza DirecTV para dar banda ancha satelital.
La llegada del Amazonas 3 es importante, aunque su impacto en la demanda será limitado. Esto se debe a que, a diferencia de los satélites tradicionales, su cobertura no es una gran área sino múltiples spots, por lo que en este caso específico se limita a una porción de la provincia de Buenos Aires.